Capítulo 02.
—Ahh...
¿Cómo habían llegado ahí?
✧✦✧
Días antes de su celo Jungkook siempre solía ser más celoso y posesivo de lo normal. Sus hormonas y su instinto alfa sobrepasaban sobre cualquier pastilla que tomaba. Un alfa normal se hubiera precavido de ante mano para que su celo no le llegará en un espacio público y pasar malos ratos, pero Jungkook lamentablemente no era esa clase de alfa.
Su vida estaba ocupada, siendo el director y presidente de su propia compañía sus días y horarios estaban programados de ante mano y que algo se posponga o se cancele sería solo un retraso en su horario ocupado. Odiaba tanto ir a trabajar, a veces se arrepentía de haber llegado tan lejos con su empresa, podría haber tenido una vida tranquila sin apuros o estrés, pero su vida había tomado un curso tan diferente al que se había propuesto que solo le quedaba aceptar su realidad.
Pero un día llegó su luz, aquello que lo animaba todos los días a volver a su empresa y hacerse cargo de todo a su al rededor aún cuando planeaba cerrar su compañía. Un bonito omega de rizos rubios y hoyuelos en los bordes de sus labios.
Aroma a tulipanes... ¿Cómo lo olvidaría?
Ese pequeño omega de camisa blanca y corbata roja.
Podría decir que lo contrató solo por su aroma, pero eso sonaría a acoso laboral, sin embargo el omega se llevaba todo el crédito, era impresionante en su trabajo y eso tal vez había enamorado a Jungkook.
"—Sé que muchos alfas postulan a este puesto. Probablemente soy el único omega, pero eso no me hace menos capaz. ¡Se lo aseguro!"
Pero esa destreza y pasión que al parecer solo ese omega tenía por su trabajo y sus metas lo habían engatusado completamente. Jamás había visto a un omega tan competitivo y con tal destreza. Tal vez fue un simple amor a primera vista, pero solo él sabía como quería a ese omega.
Encerrarlo en su casa para que ningún alfa tuviera el privilegio de verlo no parecía una mala idea cada que veía como alfas descarados se acercaban a su omega, porque sí, Jungkook ya lo había tomado como suyo. Odiaba ver cómo le coqueteaban y como este consensuaba el coqueteo nuevamente.
Así que puso límites, límites que solo él sabía que existían.
No permitía que alfas de otros departamentos se le acercaran, no permitía que tuviera contacto con alguno siquiera. Aceptaba que tuviera contacto con betas, pero eso también se volvió un problema cuando vio que incluso los betas le coqueteaban.
A ese paso iba a hacer que la oficina del omega estuviera en su misma oficina.
Jimin...
Incluso su nombre era tan hermoso como él.
✧✦✧
—¿Vamos al club? —escuchó a Min en los baños de la empresa.
—¡Sí! Necesito despejarme un rato —la voz de Jimin.
¿Despejarse? ¿De qué?
No.
—Pasar la noche con un alfa no suena mal —escuchó nuevamente la voz del ojimiel.
¡Mierda!
—¡No! —gritó. Simplemente no pudo contenerse.
Jimin iba a saber que él estaba ahí...
Tosió. Tosió como un paciente de tuberculosis.
No lo descubrieron, es más una vez lo escucharon toser de tal manera se fueron de los baños.
✧✦✧
Ahí estaba, ese club. ¿Cómo había llegado aquí? Ni él mismo podía responderse.
Pero ahí estaba. No quitó sus ojos del omega de rizos rubios y ojos mieles. Bailaba tan, tan...
Jungkook sentía calor.
Las luces rozas y azules junto con el oscuro del club y la música a todo volumen distorsionaban su mente un poco. Su piel le comenzaba a picar y eso solo significaba una cosa.
Su celo...
Pidió un trago en la barra y se lo bebió en seco. Debía ir al baño. Sus feromonas comenzarían a esparcirse en cualquier momento. Agua. Omega.
Maskin, es algo particular en los alfas antes de su ciclo de calor, sucede cuando hay una presión mediática a su alrededor y se encuentran con sus omegas. Disfrazan su celo con normalidad para liberar su posesividad con carisma e ir por sus omegas para llevarlos a un lugar asalvo incluso de ellos mismos.
Jimin.
El omega parecía disfrutar bailando y sonriendo a cualquiera que lo hacía. Manteniendo conversaciones cortas con alfas y mostrando su interés por tener un polvo de una noche. Jungkook lo analizó de cerca. Tragó el trago que tomaba.
Fue directo a él.
—Tu aroma es delicioso —fue lo primero que dijo al llegar a la barra donde se encontraba el ojimiel.
Sus ojos negros tenían un destello dorado que por la falta de luz contante en el establecimiento poco y nada se notaba.
—Gracias —la respuesta fue inmediata—. Por favor, no moleste aquí también.
Jimin volteó a verlo.
—¿Qué?
—Suficiente tengo con ir a la oficina todos los días y tratar contigo —le dijo Jimin, sus ojos estaban húmedos por el efecto del alcohol y sus cabello ya se encontraba revuelto—. ¿Qué hace aquí? —su expresión cambió a una seria, pero graciosa, con sus labios en un puchero y ojos flojos.
—Vengo por ti —dijo sin rodeos.
El rubio le dedicó una sonrisa. Sus mejillas entraban tan rojas como probablemente estaban las de Jungkook.
—¿A sí?
Su espacio estaba estrecho por el montón de gente moviéndose de un lugar a otro a su al rededor.
Jimin postró sus manos en el pecho del alfa, por encima de su camisa blanca, acariciando.
—¿Para qué?
¿Acaso Jimin le estaba coqueteando?
—Este es un lugar peligroso y hueles a alfa. Un alfa que soy yo —sus ojos destellaron dorado.
El ojimiel siguió con su coquetería, mientras enrollaba sus brazos al rededor del cuello del alfa. Se acercó lentamente al oído del omega, mientras jalaba de su corbata para que estuviera a su altura.
—Alfa... —dijo tan despacio, pero claro.
Su omega le exigía estar con su alfa.
Fue ahí.
Besos, hubo muchos besos. La lengua del alfa parecía querer apoderarse de la cavidad vocal del omega que jadeaba después de uno que otro beso.
Las feromonas de Jungkook estaban haciendo flote, expandiéndose por todo el cuerpo del omega.
—Eres tan detestable —dijo Jimin.
—Claro —Jungkook lo sostuvo aún más fuerte por su cintura, haciendo fricción sus cuerpos.
Jimin parecía querer comerle el cuello.
—Vámonos, alfa —el omega de Jimin se había contemplado por completo ante el alfa, ante su alfa—. Los alfas de aquí me incomodan.
Fue lo único que Jungkook necesitó para hacerse camino entre el montón de gente que bailaba y se divertía a su alrededor.
Tenía a Jimin sobre sus muslos acariciando su cabellera, mientras le decía lo delicioso que olía y que amaba el pasto porque le recordaba las praderas del pueblo de su madre.
Jungkook supo más de Jimin en un viaje en taxi en medio de su celo que en un año de trabajo.
Sus brazos estaban clavados en las caderas del omega mientras lo sostenía sobre él en el asiento trasero del taxi. No estaba de más decir que el taxista estaba incómodo.
—Señor, ya llegamos.
✧✦✧
—Ahh... ¡Alfa! —Jimin jadeó al entrar al departamento del alfa, mientras esté lo besaba con tal destreza que lo excitaba más de lo que ya estaba.
Sacó su camisa y pantalones en un santiamén.
Lencería...
Jungkook disfrutó con su mirada el cuerpo de su omega frente suyo, sus regorderes muslos y su pequeña cinturilla que hacían sentir sus pantalones más ajustados de lo normal.
Los labios hinchados y rojizos de Jimin, lo hicieron dudar de seguir besándolo, pero siguió cuando el ojimiel lo jaló de su corbata y lo desvistió él mismo, como si ya supiera de la necesidad de su alfa bajo sus pantalones y todo su cuerpo.
—Estás caliente —dijo el rubio. Deslizó sus dedos y atravesó el abdomen bien formado del alfa, hasta debajo de sus bóxers—. Y duro.
—Por ti.
Llegar hasta la cama no fue complicado. Ambos eran desafiantes, querían todo del otro y al mismo tiempo eran delicados y dulces.
—No sabes cuánto esperé por esto —Jungkook creyó que él sería el primero en decir aquello, pero Jimin le ganó.
Ambos desnudos y ambos excitados.
El sentimiento de necesidad en sus pechos se hacía peligroso para ellos mismos, como si lo que estaba pasando fuera tan correcto que les asustaba hacerlo.
Condones.
Celo.
—Preservativos-
Jimin se lanzó encima suyo, mientras sosteniendo su hombría.
—Embarázame —le susurró.
—No... ¡Bueno sí! Pero, ¡no! —la expresión del ojimiel se agraciaba del nerviosismo de Jungkook—. No quiero, es decir si quiero, pero ahora...
Jimin acarició su mejilla con delicadeza. Estaba muy caliente.
—Esta bien, alfa. Lléname de ti.
Su celo se apoderó de él.
—¡Ahh! ¡Ah! ¡Ah! ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!
Se corrió dentro de Jimin. No solo una vez ni dos.
Tres días, tres días llenos de gemidos, pieles chocando, palabras amorosas.
Tuvieron sexo en la habitación del alfa que ya habían bautizado como su nido. En la cocina, en el living, en la ducha, en el suelo, en el sofá, en la pared...
Nudo tras nudo.
Jimin estaba llorando y Jungkook se detuvo para acariciar sus mejillas regordetas y limpiar el semen en el rostro del ojimiel. Su piel era tan lechosa que el semen de su alfa se resbalaba como agua sobre su piel.
—Jimin, omega. ¿Te duele?
—No —sollozó el rubio, montando a Jungkook—. ¿Por qué no me marcas?
Jeon había notado la leve inclinación de la cabeza de Jimin cada que su nudo llegaba al clímax, pero no quería hacer caso a sus instintos que le exigían marcar al omega que gemía debajo suyo, se conformaba con morder la almohada o hasta su mismo brazo.
—Yo...
El nudo los unió nuevamente mientras el omega se regocijaba y lloraba encima suyo.
Inclinó su cabeza nuevamente.
—Alfa... Márcame.
✧✦✧
Cuando Jimin se despertó estaba tan cómodo que no quería abrir sus ojos.
El aroma a su alrededor y la suavidad de las sábanas le recordaban al nido que su madre solía hacerle cuando era un niño. Así que tranquilo y cómodo. Pero el aroma no era el mismo de su madre, era diferente, pero igual lo calmaba. Pasto seco y tulipanes.
Amaba ese conjunto que lo hacía recordar a las praderas de la casa de su madre. Estaba disfrutando tanto que no quería ir a trabajar.
Trabajo.
Jefe.
Celo.
Sexo.
Marc-
—¡AHHHHH! —se apresuró a levantarse del nido en medio de la gran cama donde se encontraba. No le importaba estar desnudo, corrió hacia el baño en la habitación.
¿Cómo conocía dónde estaba el baño?
Ah, claro.
Se miró en el gran espejo en la pared del espacioso baño que parecía del tamaño de su habitación en su apartamento.
Miró su cuello y su rostro sonrosado.
—¡No!
—¡¿Qué pasó?! ¿Estás bien? —Jungkook que había llegado casi corriendo en bóxers y mandil, llegó hasta él y lo examinó con cuidado—. ¿Te duele? —preguntó.
Jimin estaba estupefacto.
¿Qué estaba pasando?
Su omega estaba contento por la atención del alfa. De, ¿su alfa?
—AHHHH —gritó nuevamente. Se miró en el espejo otra vez, se estiró la piel del rostro para ver si no era solo un sueño.
Definitivamente no era un sueño.
—Omega, no te lastimes así —habló su jefe, sosteniendo sus manos entre las suyas para besar el dorso de estas—. Preparé el desayuno.
Jimin iba a desmayarse en cualquier momento.
Asintió anonadado.
El pelinegro lo vistió con una de sus camisas que en el cuerpo de Jimin se hacían grandes cubriendo casi todo su trasero desnudo.
La atención que su jefe le daba era irreal. Cómo lo vestía y acariciaba su cuerpo. Nada de eso le disgustaba, es más, querría más.
Gimió ante su necesidad de más atención.
Jungkook lo miró, sonriendo arrugando los bordes de sus ojos. El color de su mirada parecía brillar.
Acarició su mejilla besando sus labios.
—Estaré aquí para atenderte, omega.
Lo llevó hasta la cocina en brazos y lo sentó en su regazo para darle de comer.
No había tenido tiempo de ver todo a su alrededor en el departamento de su jefe. Era lujoso y grande, tal vez era el penthouse. Desde la alfombra hasta el techo, todo parecía horriblemente caro y elegante, pero sin gasto por la moda. Los colores no combinaban y había muchos puntos vacíos.
—Abre la boca —le dijo el alfa. Jimin obedeció aún observando todo a su alrededor. Se acomodó en el pecho de su alfa y comió de la mano de este mientras recibía mimos y caricias.
No dijo ni una sola palabra y estaba tan satisfecho que no le importaba en las circunstancias en las que se encontraba ahora.
Lo había marcado, su jefe lo había marcado.
Levantó su cabeza para mirar mejor el rostro de su alfa. Leve barba, piel un poco bronceada, fornido y en forma.
Él estaba sonriendo.
El alfa bajó su rostro hacia él.
Lo besó y Jimin se dejó ser.
—¡No! —Park empujó el pecho del alfa, parándose bruscamente—. ¡Mierda!
Necesitaba su celular, ¿cuánto tiempo había pasado?
Se volteó ante la mirada que su jefe le entregaba. ¿Su jefe? ¿Su alfa? ¡El maldito de ojos negros!
Corrió a la habitación, necesitaba su celular.
—¡Omega!
La voz de Jungkook.
—¡Necesito llamar a Yoongi!
Un gruñido. Su cuerpo tembló y se arrodilló en el suelo al perder las fuerzas de su cuerpo mientras rebuscaba en la ropa del suelo.
El alfa apareció en el borde de la puerta.
—¿Por qué mi omega necesita llamar a ese beta?
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